En el mundo occidental contemporáneo, los consumidores se encuentran en un momento sin precedentes en términos de diversidad alimentaria. Los avances en el sector agroalimentario, particularmente en métodos de conservación, envasado y transporte, han allanado el camino hacia una gama inimaginable de opciones gastronómicas, mientras que simultáneamente alivian la presión sobre los ecosistemas.
El paradigma de los mercados ha evolucionado drásticamente. Las fronteras nacionales ya no limitan la disponibilidad de productos, gracias a la distribución globalizada liderada por empresas agroalimentarias transnacionales. Desde carnes y pescados congelados hasta productos enlatados y quesos, los alimentos ahora viajan distancias considerables desde su origen hasta nuestros hogares, transformándose desde semillas y crías hasta platos listos para consumir.
Es común encontrar en nuestras mesas ostras Gilardeau de Francia y skrei de Noruega en pleno verano, mientras que el zumo de naranjas de California llega a Europa en envases frescos. Esta deslocalización de los alimentos, desconectándolos de sus raíces geográficas y las limitaciones climáticas asociadas, ha redefinido nuestras dietas y hábitos alimenticios.
En este contexto, en países como Francia, alimentos exóticos que antes eran rarezas han pasado a formar parte de la dieta cotidiana. La gran distribución ha ampliado su oferta para incluir productos como aguacates, kiwis o piñas, mientras que salsas y platillos internacionales como salsa de soja, nuoc mam, guacamole, tacos y taramasalata se encuentran disponibles regularmente en los supermercados.
Detrás de estos cambios económicos y sociales yace una crisis de identidad, especialmente en relación con los alimentos afectados por procesos industriales. Es en este punto donde Cielo Mar & Tierra propone una mirada retrospectiva a los valores de la naturaleza, abogando por una conexión con las auténticas fuentes de nuestra existencia gastronómica.
Invertir la jerarquía en favor de propuestas que honren el territorio y su identidad esencial es la premisa de esta reflexión. Las recetas tradicionales no solo forman parte de nuestras historias culinarias, sino que también representan una adaptabilidad constante a las características del presente y del futuro.
Como editora, es inspirador presenciar un renovado interés en la cocina arraigada a un territorio específico, una cocina que, a pesar de su tradición, sigue siendo fuente de creatividad e interpretación. Las historias que rodean cada receta son testimonios vivos de su creador y de aquellos que las han probado, formando así un legado culinario que perdura en el tiempo.